Tardes de noviembre


Adoro la escarcha ligera que despereza el agua dormida,
un rocío otoñado que cae como la lágrima.
Huelo un viento mojado que huye del mar,
rumbo a otra tierra.
Un calor pálido que gime entre las nubes,
un verde apagado de noviembre.
Endulzo las tardes a los pies del fuego,
en la camilla donde leemos los cuentos,
estudiamos lo verbos.
Abrazo la lluvia que se cuela limpiando el año,
un tiempo que va repitiendo y que no conocemos.
Una tarde larga, una noche en vela,
la guitarra que te has comprado y un cuaderno pautado.
Hoy saludamos robles amarillos,
mañana andaremos el monte.
Amo la melancolía del frío
y el escozor que produce la disculpa de quedarnos,
acurrucados viendo venir el viento cargado de hojas y musarañas.
El café ardiendo, en las manos, invitados a la tertulia,
a divagar sobre nosotros sin prisa,
un intento lento, piano, de permanecer así,
adormilados y tiernos.-


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