Plantabosques


Quiero un árbol con tu nombre
en el bosque de mis versos,
una majestuosa planta que asome
a los senderos de una rima
como arbórea sucesión de silabas
en la frondosidad de tus silencios.
Un arbusto en la espesura de mis miedos
donde encontrar siempre la vereda
que se despeja en tu claro.
En la loma en la que inicias un romance
de miradas asonantes,
un soneto de sierras,
un verbo de montaña y en los besos,
la selva de tus poros,
fluyendo entre el boscaje de mis sueños,
cuando despiertas radiante
en el pico de este monte de pasiones.
Quiero una cordillera endecasílaba
para no perder el ritmo
en el envite de baladas que te invento,
el germen de un cántico silente,
la tonada de un murmullo que crece entre las jaras,
un carrascal evocado,
luchando por ser bosque,
matorrales que riman en un tarareo
emitido desde cada una de tus cumbres.
Así,
desde esta asfixia de foresta,
se suceden arrebatos de culto,
en la querencia de que cada una de tus hojas
grabe mi nombre en el anverso
y viaje por tus vasos conductores
hasta tocar el suelo,
cuando en la tierra se disuelven los poemas,
las sales de arrullos repetidos,
y jardineros de pasiones,
esperemos a la noche
para devolverle el oxígeno a la luna.
Quiero ser un bosque en tus espaldas
y que plantes en mis yemas
los tallos de tus dedos,
las flores de un romance
para extraer esencias de tu cuello,
plantabosques de un amor que te profeso,
y que empapas con el sol de la mañana,
mientras entrelazas tus raíces
en cada uno de los brotes de mis ramas;
erguido,
como un tronco milenario,
cautivado,
como el agua que nos riega eternamente.-