Lunes de Pascua


Se han abierto las flores muy despacio.
La cera derretida de promesas imposibles
que desfilan con sonido de tambores.
Homilías para una saeta que nadie escucha.
En todo silencio hay fiesta
porque el poder de la proclama
se apaga con el paso de los años.
Las casullas esconden la infertilidad de lo absurdo
y los hombres se ríen a sus espaldas.
Nadie quiere un mártir para llorar su ausencia,
sólo la imaginería mantiene los rezos
de cuando éramos niños.
Hay lazos para acusar a las mujeres,
mientras lloran las madres en secreto
y la soberbia se sujeta en el orgullo reprimido.
Ya no aparentamos creencias en público,
viajamos al pasado como espectadores del absurdo,
pasajeros convencidos.
No quiero confesar los pecados,
ni acepto penitencia,
disfruto y los exprimo
para que luzcan todo el año.
Ya estuve en el país de los rezos y plegarias
pero no encontré a nadie redimido,
escondían los miedos no palpados,
sujetos a un cielo que no existe.
Ahora miro al frente
y allí arriba veo la luna
que sí protege los sueños cometidos cada noche.-

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