De campamento


Hay un tiempo que se esconde entre junio y septiembre,
abril imita a noviembre para adelantarse a mayo
y luego llega julio,
a esconder los días,
las horas en remojo huyendo de febrero,
porque a enero lo traen los magos y no cuenta.
Busco en los meses escondidos
un enorme cajón de semanas que todos añoran,
semanas de maletas,
de relaciones
y sorpresas
porque, a veces, hay más gente de la que creemos.
En esta ocasión hemos encontrado agosto,
nos saludaron desde Sierra de Gata,
allí nos quedamos.
Yo he encontrado agosto,
lo trajeron unos amigos envuelto entre pinos
y agradables palabras.
Lo he guardado en mi maleta favorita,
no cogerá polvo
y podré volver a usarlo el año que viene.
¡Cuántos recuerdos despiertos!
Hemos hablado de ello,
ella y yo, en agosto,
mientras compartimos un beso regado de placeres.-