Catorce varas


Levanto la mirada intentando entrar en tu mundo,
alcanzarte a pesar de la distancia,
una adolescencia creciente que aleja muchas risas compartidas.
Tu retina ha cobrado vida
y no mira ya por mis ojos,
ley de vida, lo admito.
No obstante, no ahuyenta la pena que se resiste a despedirte.
Estaba en el contrato
que tu madre y yo firmamos entre sábanas.
Pero no merma el empeño.
Así moldeas un universo recién descubierto,
un planeta poblado de seres diminutos que comparten tu idioma.
Mientras, yo te espero en la estación regreso,
y viajo, de cuando en cuando,
a proteger tu risa de envites no esperados.
Ahora mi cometido es otro.
Portero de tus libros.
Barredor de tus horas.
Reposeedor de dudas.
Sombra de tus miedos.
Afirmar sin ser visto
que continúas donde creo.
Y aplaudir,
ahora menos es cierto,
los logros superados de un esfuerzo diario.
Sigo ahí.
Me tranquiliza saber que lo sabes.
Y presumo de esos años
que te proyectan impresionante.
Ese compromiso es mi nota,
yo también me examino
de una asignatura que lleva tu nombre,
que preparo con empeño,
sin embargo me acompaña una intuición,
cada vez me preguntan menos.
Sigo respirando tu aire con propósitos divertidos,
para que juguemos a tenernos,
aunque sólo sea en cuenta.
Si levanto la vista siempre te encuentro.-


3 comentarios:

Anónimo dijo...

Tu ingreso en abextremadura es público aquí!!!.
Gracias por adherir a Abextremadura

Antonio Ruiz Bonilla dijo...

Tener siempre a alguien es un consuelo impagable. Un saludo

Vicente Pozas dijo...

Gracias Antonio, me paso por tu blog y veré tu nuevo libro