Tiempo al tiempo


Las horas que no gasto las convierto en intenciones,
las que no encuentro me justifican.
Las horas que han pasado son historia
y nada puedo hacer por ellas.
Hay horas largas, distancia,
las que guardan una cita.
Las que preceden a un viaje se me pegan al estómago,
las hay mortecinas,
horas de la tarde que se escapan.
Las de la noche sudan,
las que me acompañas han crecido
y ya son lustros, horas estiradas.
Hay horas pactadas,
puntuales,
hay horas de minutero que siempre me apuntan,
me señalan un tiempo que empieza,
que ya consumo.
Hay horas invertidas para los recuerdos
y otras malditas que provocan lágrimas.
Tengo horas cosechadas en las páginas de los de libros
que guardan un momento,
horas empleadas con nudo y desenlace.
Hay horas para todo,
y para todas las horas,
guardo un último segundo,
un instante infinito,
preciso,
que me empuja a iniciar la siguiente,
y superarla.-


Estaciones


Suena el tren,
se aleja,
lo oigo.
Me pregunto si el destino de quien lleva
se cruzará con el mío,
si habrá alguien esperando,
si consiguió despedirse.
No se si se acerca,
o ha dejado algo,
siempre pensé que las vías señalaban un camino,
o muchos si se cruzan.
Llegará con alguien,
acompañando un vaivén
que va transportando.
En cada parada renueva una intención,
o traslada otra.
Las estaciones son cuatro,
pero el otoño palidece el ánimo,
y hay otra luz.
¿Por qué llorar en la partida?
Será que la distancia no podemos tocarla,
en cada andén dejamos algo,
el equipaje,
un deseo,
alguna mano agitada para recordar si vuelvo.
Por eso olvidamos las maletas,
como un lastre,
un adiós que no termina,
si no es un hasta siempre.
Viajeros de un destino inalcanzable,
propósito etéreo,
que cuanto más nos alejamos,
más estamos volviendo.-


Te inundo


Caracolas de amor para una melodía.
Lentos arrullos de caer la tarde.
En el silencio las palabras no discuten,
las miradas interpretan las caricias
y cada uno sabe del otro.
Bajo este descanso hay más fuerza todavía,
un cajón de instantes que pegaremos a las paredes,
para que vayan cayendo sobre la cama,
en un eterno tiempo de no decir nada.
Daremos vueltas, sobresaltos, a escondidas,
si junto a nosotros asoma el alba embaucadora,
a comprometernos,
a devolvernos actitudes que nos quitamos con la ropa,
y cerramos los ojos para que siga llamando.
Te inundo de susurros para no despertarte,
y me quedo vigilando por si llaman la puerta,
los ruidos de la mañana.-


Septiembre largo


Ya amanece despacio,
se deshacen las maletas con el viento
y la ropa fresca se desprende del olor del verano,
octubre se muestra airoso,
tras la sombra alargada de un sudor que se ha marchado.
Septiembre largo,
a la vuelta se han quedado los metros de camino,
lugares donde termina un viaje
y comienza el tiempo.
Sonidos y llamadas que han pasado página,
memoria de una historia que vamos escribiendo.
Cambiaremos la hora
y la piel se tornará blanca,
como las dunas,
como la arena que se colaba entre los dedos
caminando sonrisas de atardecer marino.
Será otoño, lo dice septiembre,
y hablaremos de viajes,
y de dónde iremos.
Septiembre largo conserva la memoria
de lo que no queremos desprendernos.
Hemos llegado a puerto,
cargados de tesoros
para pasar el invierno.-


Algo que busco


Sí, busco algo.
Llevo días y me ronda.
Me leo y cierro la página.
Ignoro el diagnóstico:
fobia al documento nuevo, blanco, blanco…
curvas,
mareo,
cerrado por descanso.
Huir de la rutina,
buscar el verano
tiene consecuencias.
La rutina es un refugio para escribir.
Hay que cerrar el verano.
El sol distrae porque sabe a agua,
dibuja planes,
regala gargantas que corren con agua fría
y se llevan los suspiros,
los que vierto en las hojas que luego publico.
Cambio versos por un baño,
apacible remojón que lava las ideas.
Así es el estío, demoledor, inmenso,
sanador, pecado, tentación,
viaje, paisaje, foto,
cambia rima por instante y te sale un deseo:
más tiempo para soñar despierto.
Kilómetros para la memoria, para el álbum de recuerdos
que lleno de destinos buscando…
nada, sólo admirar, mirar, capturar.
Siempre quiero subir alto, más alto,
y mirar, infinito en la retina,
cuando no te devuelve la luz un mar inmenso,
quebrado,
en una playa que ahora pego en mi pantalla,
ahí quedará, testigo de otro destino,
salitre, neurona, deseo, volver, fantástico,
qué maravilla, volveremos…
he vuelto,
me gusta cada viaje,
y lo que dejamos,
y lo que me traigo.
Es lo que busco.-