Viaje


Cuatro días nos separan,
la distancia es un reloj que no avanza,
voy marcando las horas para animarlas.
Lejos de esperar,
limpio la ansiedad de este trayecto que soporto,
permanece la paciencia al borde del calendario,
los números se repiten en colores,
se pasean por este lago de motivos
y se resisten a marcharse.
El tiempo es un tarro de perfume,
un liberador de esencias que no se agota nunca.
Al llegar la noche respondo fatigado
a este sol demoledor de junio.
Ahora quedan tres días
y un festival de colores e ilusiones que asoma en lontananza,
cuando nuestro barco dibuja el horizonte.-


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