Ni lo intento


No quiero alcanzar la luna,
ni los sueños envueltos en azúcar.
No guardo en el cajón recuerdos difuminados por el polvo.
Ni los años cicatrizan, no.
Las heridas nos marcan,
colocan su sello justo donde miramos.
Rezo oraciones de culto
para que ahuyenten disculpas,
escribir una homilía
sin pensar en el arrepentimiento,
un rosario de dudas,
de preguntas que no interrogan,
que se llenan de huidas.
La luna es reflejo del alma,
el brillo de una emoción,
sentimientos que olvidamos en cada intención
y que la rutina devuelve.
Los deseos no se pintan
si no es para cumplirlos.-


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