Rezo y penitencia


Vengo a contemplar tus ojos
desde pasiones más lejanas.
Quiero hurgar en el verde añil
y barrer el arrepentimiento
al recoger las velas como al cerrar los párpados.
Entre un abrir y un cerrar,
entre un voy y un vengo,
nada tengo yo si no tu iris de testigo.
Un icono para marcar intenciones,
una instantánea,
esa inmensa imagen fugaz que salva nuestro desencuentro.
Hay niebla en los motivos,
las ventanas se pliegan
y los hábitos recogen la rutina.
Tú quieres volver
y yo lo acepto.
Para nacer están las madres,
para intentarlo los cuerpos.
En treinta segundos regreso,
tiempo necesario para seguirte queriendo.
En mis ojos ríe tu imagen ahora,
ya has vuelto para quedarte.-


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